Pasaron siete dias desde la llegada de los heroes a LoudWater. La ciudad no era tal como la recordaba Aaron, tras su paso desde Suzail, meses atras. El Barrio noble, elevandose sobre el acantilado, observaba impertubable como las tierras bajas de la ciudad se iban sumiendo en el caos. La guardia había abandonado a los pobres y los desamparados. Los rumores sobre extrañas desapariciones de trabajadores en el bosque caian en saco roto. El gremio de magos estaba fracturado desde la extraña enfermedad de su lider, Moira Avenlish. Y para colmo, el capitán de la guardia, Eric Stern, habia sido acusado de asesinato por su lugarteniente, un semielfo llamado Arshay de Villen.
Las prostitutas de la ciudad estaban siendo detenidas por la guardia, y Rhaegar pudo salvar a una joven de morir violada y apaleada por guardias corruptos. Con su daga y esgrimiendo el poder de su diosa, trajo la paz a los malhechores y reascató a la pequeña Lya. Ella le confesó que creia que buscaban a su hermana Mara. Esta era una prostituta que dos meses atras se movía en circulos cercanos al castillo Markelhay. Desapareció durante dos dias, y regresó acompañada de un hombre y una anciana. Desde entonces no la volvió a ver. Tal vez Mara supiese algo de lo que estaba ocurriendo.
Y no había ni una sola pista del paradero de Karad Gelfish, el antiguo lider del gremio de ladrones.
Lejos, en el norte, Karandur y Balasar descubrieron un ingente destacamento de orcos liderados por un enorme ejemplar de orco negro, que respondía al nombre de Grumsk. Al parecer, tenía tratos con de Villen. ¿Que tratos? Sólo ellos lo sabían.
Tres semanas restaban para la fiesta del Equinocio de Invierno. El gran mercado de la "Noche de Selune" traeria miles de peregrinos a la ciudad, incluyendo a los señores de una de las naciones vecinas de Ferelden, el conde de Skingrad.
El tiempo se agotaba, y una terrible conspiración se cernia sobre LoudWater. Sólo los heroes tenian la visión de conjunto. Sólo los heroes podian resolver el misterio en torno al Barón. Sólo ellos podian salvar la ciudad...
Sólo una cosa estaba clara. Iban a ser tres semanas infernales.
El eco de la profecia resonaba en sus sueños:
"El segundo día, las aguas embravecidas se teñirán de sangre..."