La maléfica presencia de Caradon de Skingrad desapareció. Los heroes se enfrentaron a él en una pútrida cripta bajo el Monasterio Negro. Los conjuros del máldito robaban la misma fuerza vital de los compañeros, y la fuerza se escapaba de sus brazos mientras su esencia vital se consumía. Una hebra plateada en el oscuro cabello de Rhaegar testificó el tiempo perdido. Algunos dirian que el combate fue corto, brutal. Pero al salir, se diría que los héroes hubiesen combatido durante años.
El impulso y la maldad del malvado señor de la muerte fue irresistible. Su mera presencía robaba la vitalidad y la fuerza de aquellos que osaban enfrentarle. Aaron y Karandur cayeron inconscientes. Y Balasar recibió n un brutal castigo. De no ser por la resistencia sobrenatural del dracónido, Rhaegar hubiese sido el siguiente en perecer. Pero hasta dos veces se levantó el guerrero dragón, con fuerzas renovadas, dispuesto a la lucha. Cuando por fin hincó la rodilla, exhausto, las maléficas cuencas vacias de Nigromante se posaron en los supervivientes. Naiada estaba lejos del alcance del monstruo, pero este se acercó lentamente para matarla, atraido por la presencia de una raza que abominaba hasta lo mas profundo de su negro corazón. Entonces, un susurro, una súplica, amplificado por la caverna, se alzó insistente, hasta convertirse en un retumbar heroico. "Madre, mis fuerzas se agotan. Mi destino esta cerca. Acepto mi muerte si esa es tu voluntad. Pero dame fuerzas para servirte una última vez. Permíteme matar a aquel que te ofende con su existencia. No me des valor, pues nada temo si estas a mi lado! DAME FUERZA!!!" Con un estallido de luz, el mandoble de Rhaegar cayó sobre el craneo de Caradon como un martillo sobre un yuque, haciendolo estallar.
Con un grito de agonia que provenía de un cuerpo sin cabeza, el malvado nigromante se derrumbó. Su cuerpo quedó reducido a cenizas, y los cadaveres animados por su terrible magia cayeron inertes, dejando un manto de muerte y descomposición en el ascenso a la abadia. Pero en medio de tal devastación, los heroes, con los musculos doloridos y el alma ensombrecida, vieron una señal de luz y esperanza. Una diminuta flor se alzaba tímida entre el polvo y la sangre seca del patio. Una señal de esperanza, un nuevo comienzo.
Así, observando como la vida se abría camino, libre de malvados influjos, llego el momento de descansar para los heroes. Mas no por demasiado tiempo, pues los dias pasaban, y el mal jamas descansa. Vientos de tormenta asolaban el Este, y tras los muros de la Abadia de Lathander el mundo continuaba girando, vivo. Por el momento, al menos...
El impulso y la maldad del malvado señor de la muerte fue irresistible. Su mera presencía robaba la vitalidad y la fuerza de aquellos que osaban enfrentarle. Aaron y Karandur cayeron inconscientes. Y Balasar recibió n un brutal castigo. De no ser por la resistencia sobrenatural del dracónido, Rhaegar hubiese sido el siguiente en perecer. Pero hasta dos veces se levantó el guerrero dragón, con fuerzas renovadas, dispuesto a la lucha. Cuando por fin hincó la rodilla, exhausto, las maléficas cuencas vacias de Nigromante se posaron en los supervivientes. Naiada estaba lejos del alcance del monstruo, pero este se acercó lentamente para matarla, atraido por la presencia de una raza que abominaba hasta lo mas profundo de su negro corazón. Entonces, un susurro, una súplica, amplificado por la caverna, se alzó insistente, hasta convertirse en un retumbar heroico. "Madre, mis fuerzas se agotan. Mi destino esta cerca. Acepto mi muerte si esa es tu voluntad. Pero dame fuerzas para servirte una última vez. Permíteme matar a aquel que te ofende con su existencia. No me des valor, pues nada temo si estas a mi lado! DAME FUERZA!!!" Con un estallido de luz, el mandoble de Rhaegar cayó sobre el craneo de Caradon como un martillo sobre un yuque, haciendolo estallar.
Con un grito de agonia que provenía de un cuerpo sin cabeza, el malvado nigromante se derrumbó. Su cuerpo quedó reducido a cenizas, y los cadaveres animados por su terrible magia cayeron inertes, dejando un manto de muerte y descomposición en el ascenso a la abadia. Pero en medio de tal devastación, los heroes, con los musculos doloridos y el alma ensombrecida, vieron una señal de luz y esperanza. Una diminuta flor se alzaba tímida entre el polvo y la sangre seca del patio. Una señal de esperanza, un nuevo comienzo.
Así, observando como la vida se abría camino, libre de malvados influjos, llego el momento de descansar para los heroes. Mas no por demasiado tiempo, pues los dias pasaban, y el mal jamas descansa. Vientos de tormenta asolaban el Este, y tras los muros de la Abadia de Lathander el mundo continuaba girando, vivo. Por el momento, al menos...
Bravo, bravo, bravo!!!
ResponderEliminarJa ja ja
Bien hecho.
Hace apenas dos días que llegamos a este oscuro lugar y sin embargo siento como si hiciera años que vi alzarse el sol sin escuchar los horribles lamentos de los no muertos. Imagino que vosotros sentiréis algo parecido. Debemos descansar y decidir con cuidado cual será nuestro próximo destino.
ResponderEliminarSí, lo sé, a mí también se me hace extraño hablar del destino como algo compartido. Durante demasiado tiempo viví confiando sólo en mi propia espada y tomando decisiones sin tener que discutirlas… Excepto, claro está, con mi propia consciencia.
Ahora sin embargo siento que mi propio destino está ligado al vuestro. Demasiadas señales nos han ofrecido los Dioses durante las últimas semanas como para ignorarlas sin más.
Creo que deberíamos descansar durante una noche y ponernos en movimiento para llegar al lugar en el que dejamos nuestros caballos. Espero que todavía sigan allí, de lo contrario nuestro retorno será mucho más lento y difícil.
Rhaegar, nos conocemos poco, pero no hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de la pesada carga que parece afligirte durante estos últimos días, especialmente desde nuestra llegada al Monasterio. Creo que hablo también por boca de los demás cuando te ofrezco toda la ayuda que podamos ofrecerte a la hora de enfrentarte a tus demonios interiores, pero eso no quiere decir que piense permitir que se ponga en peligro la seguridad de todo el grupo. Tus acciones durante las últimas horas se han vuelto… algo erráticas. Desde el primer momento has demostrado ser un guerrero temerario que desdeñaba el riesgo por alto que fuera, y eso es sin duda uno de los motivos por los que tu ayuda ha sido de incuestionable valor. Sin tu presencia el camino hasta aquí habría sido mucho más peligroso y, quién sabe, tal vez imposible.
ResponderEliminarSin embargo, a tu arrojo habitual se ha unido últimamente una suerte de precipitación que ha puesto en jaque en varias ocasiones a todo el grupo. Créeme, yo mismo he sentido el impulso de lanzarme sin pensar contra las armas del enemigo, dispuesto a recibir una muerte rápida si era la única forma de acabar con esta experiencia infernal. ¡Es necesario que encuentres algo sólido a lo que asirte para no dejarte llevar por ese impulso autodestructivo! He perdido ya a demasiados compañeros como para aceptar sin más otra muerte que puede evitarse.
Por último, no soy precisamente una persona devota. Entiendo más bien poco de las luchas que los Dioses libran entre ellos. Sin embargo, veo y oigo tan bien como cualquiera, y hace días que observo como el trato con Gideon parece haberse convertido en una auténtica tortura para ti. Desconozco porque sus palabras causan ese efecto sobre ti, pero ten por seguro que cuentas con mi apoyo y mi espada si llegara el momento de enfrentarte a algo más tangible.
Cierto es que han sido unos días terribles pero finalmente el bien se ha alzado con la victoria, como no podía ser de otra forma al ser guiados por la Determinación de Moradín. Las almas de aquellos que se atravieron a girarse contra sus Dioses serán atormentadas durante toda la Eternidad porque está Escrito que aquellos que dan la espalda a su Fe solo merecen el Castigo. Por ello, aunque no comparto las creencias de Rhaegar, las respeto.
ResponderEliminarA Gideon querría pedirle dos cosas:
La primera es que, en pago por la intercesión de Moradín en la recuperación de la Abadía de Albrecht, se me permita consagrar la pequeña capilla, dedicada anteriormente a Torm, a Moradín.
Lo segundo es que permita a los enanos del clan Durgan que están en Cima del Salto reunirse en la Abadía. Estoy seguro que su maestría con la piedra le será muy útil a Gideon para reparar los desperfectos y devolver al lugar su antiguo esplendor. Estos hermanos se vieron expulsados de sus moradas por una invasión de orcos, gnolls y trolls. En mi viaje a LoudWater les diré al resto de supervivientes del clan Durgan que se reunan con sus hermanos en la Abadía, tal vez así, y con la guía de Moradín, puedan organizarse para recuperar sus moradas.
Junto con mis peticiones, le entrego también una carta a Gideon para que se la dé a los enanos del clan Durgan
ResponderEliminarApreciados Hermanos del Clan Durgan,
Me dirijo a vosotros después de haber liberado del mal el anteriormente conocido como Monasterio Negro.
No penseis que vuestras desgracias han caído en el olvido, ahora mismo me dirijo a LoudWater para ponerme en contacto con vuestros hermanos allí reunidos.
Por desgracia otros menesteres me ocupan ahora mismo... acontecimientos que podrían afectar al mismo futuro de toda Faerun y en la que los mismísimos Dioses están implicados... entre ellos la detestable Tiamat
Por el momento he pedido al Paladín de Lathander Gideon Sunblaster, hermano de Larthan, que os permita reuniros en la Abadía, una vez allí seguro podreis ser de gran utilidad en la restauración de la Abadía... mucho mejor que lo hagais vosotros que no esos torpes humanos. En la Abadía encontrareis una pequeña capilla dedicada por mi mismo a Moradín, así que no descuideis vuestras plegarias.
Cuando llegue a LoudWater daré la misma información a los hermanos que estén allí reunidos. El objetivo último es que podamos reunir suficientes efectivos para recuperar el que otrora fuera vuestro hogar. Debeis esperarme durante un año, si ese tiempo no habeis tenido noticias mías, entonces es que Moradín me ha llamado a su lado.
Mantened la esperanza hermanos, tened por seguro que esas alimañas caeran bajo el peso de nuestros martillos tarde... o temprano
¡Alabada sea la Forja de Moradín!
Karandûr, clérigo de Moradín. Clan Runestone
Gracias Karandûr por tus palabras, pues es mucho el peso que cargaba a mis espaldas. Los Dioses, incluso nuestros propios Dioses, no siempre se muestran como benignos con nosotros, sus fieles seguidores.
ResponderEliminarGracias Aaron por tu propuesta, un día te cogeré la palabra y espero que ese día no te arrepientas de tu oferta.
PD: Gracias pero Rhaegar no necesita tratamiento psicológico, Rhaegar es un Vengador, como un paladín pero más bruto, con una religión chunga y además neutral, yo no tengo vuestra misma alineación por tanto no siempre puedo actuar como vosotros. Creo que es algo que puede darle gracia al juego (según como cada uno se lo tome) y/o que, por supuesto, puede llevarnos a que nos meta en algún problemilla que otro. Yo sigo pensando que, en los juegos de rol, tiene su gracia que exista un PJ que no se atenga a las reglas del todo, sin hacer el loco ni el suicida pero sí que de tanto en tanto pues vaya a su bola.
Pero si no lo véis así me lo decís, no hay problema, y hay dos opciones o me cambio de alineamiento o dejo el personaje. A todo esto el DM ya me ha dado algún toque por este tema.
Pero este personaje aún habría que jugarlo más destroyer de lo que yo lo hago y es su gracia, entonces o intento jugarlo como se juega o no lo juego.
PD2: Cuándo es la siguiente partida?
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarMe gustaría saber si hay alguna fecha pensada para la siguiente partida. Tengo ganas de jugar, espero que el resto también.
Un abrazo